Y se cumplieron mis predicciones: este ha sido un mes de pocas lecturas. La vuelta a las clases ha reducido mi tiempo libre y también, por qué no decirlo, mis niveles de energía. Aun así, he aprovechado cada momento libre, como por ejemplo los desplazamientos en tren hasta la universidad. Cada día he cargado mi grueso ejemplar de “El imperio del dolor” en la mochila, el título de la lectura conjunta que ha organizado Esther, y he leído concentrada durante cuarenta maravillosos minutos. Pero no he sido capaz de terminarlo: sus más de 600 páginas lo están convirtiendo en una lectura a largo plazo.
Como “El imperio del dolor” es una obra densa y algo tediosa, en paralelo he leído otras lecturas más amenas y que me han entretenido. Así que, sin más dilación, estos han sido mis libros de octubre.
Estado del malestar, de Nina Lykke
No sé si recordáis que en septiembre tuve la sensación de haber disfrutado poco leyendo. Así que empecé octubre un poco perdida, probando diferentes títulos, pero sin encontrar aquel que me enganchara. Hasta que tropecé con “Estado del malestar“, de Nina Lykke. Y me reencontré con la maravillosa sensación de disfrutar y terminar un libro. Fue mágico.
Bajo este título tan evocador, Nina Lykke escribe una dura y cruda crítica de la sociedad noruega, del estado del bienestar en el cual este país vive instalado y del cual todos sus ciudadanos quiere beneficiarse. Y lo hace a través de Elin, una médica de cabecera agotad, devastada tras sufrir cada día y durante años la intransigencia de sus pacientes y la fragilidad del sistema.
Esta peculiar novela de ficción se convierte a ratos en un sincero y ácido ensayo sobre la necesidad de replantear lo que conocemos como “estado del bienestar”. Porque, como la misma protagonista del libro afirma, “no se puede tener todo siempre”.
Además de la crítica social, “Estado del malestar” también narra la historia personal de Elin y los entresijos de sus relaciones. La aparición de un antiguo amante pondrá patas arriba la vida de la médica, que vive instalada en una rutina matrimonial anestesiante. Pero, para saber más sobre mi primer título de los libros de octubre, os recomiendo escuchar el episodio de “L’altra literatura nòrdica” de Conspiració Literària 😉
El libro del verano, de Tove Jansson
Para el segundo de mis libros de octubre no me moví de los países nórdicos. Y es que los largos días del verano escandinavo inundados de luz, el paisaje solitario y abrupto rodeado de mar, y unos protagonistas introvertidos que viven aislados del resto del mundo me parecieron casi una receta infalible para seguir con mi buena estrella lectora. Digo casi por qué, a pesar de que “El libro del verano” tenía todos estos ingredientes, no me acabó de enamorar.
En este librito, Tove Jansson captura la relación entre Sophia, una niña inquieta, audaz y un poco salvaje, y su abuela. Las dos pasan los veranos en la última isla del archipiélago finlandés antes de llegar al mar Báltico. Un pequeño trozo de tierra donde la familia tiene una pequeña cabaña. Durante los meses más cálidos dedican los días a visitar otras islas, a explorar la suya, a dibujar cerca de la chimenea crepitante y a lanzar las redes de pesca cerca de la playa mientras se echan una siesta.
A pesar de la ternura del relato y de este punto costumbrista que tanto suele gustarme, la lectura de “El libro del verano” se me ha hecho larga y lenta. Seguramente, como comenté con algunos compañeros de la universidad, no llegué a captar el simbolismo omnipresente de la obra. Me quedé en la capa superficial del relato, quizás por falta de concentración o de sensibilidad.
Además, el libro está estructurado en capítulos breves que a menudo me han parecido historias inconexas en las que me era imposible ubicarme cronológicamente. Y sus personajes, tanto la abuela como la nieta, difusos. Demasiado distantes como para lograr conectar con ellos.
Pero a pesar de estar decepcionada tras mi primer contacto con Tove Jansson, estoy segura de que le daré otra oportunidad pronto.
¿Y en noviembre?
Noviembre no se prevé muy diferente de octubre: clases, trabajos, viajes en tren. Seguiré leyendo “El imperio del dolor”, aunque ya no llegue a tiempo para comentarla con las amigas de la lectura conjunta. Y seguiré buscando esas lecturas que me hagan disfrutar y conseguir olvidarme de todo lo demás (obviamente, estoy abierta a recomendaciones para todos los que os pasáis por aquí y leéis todas y cada una de mis reseñas♥️)
Aina,